18.2.11

Nacho Vegas: La zona sucia

Desde que el panadero se lo trajo de la ciudad, el chico de la bicicleta ha estado escuchando el nuevo disco de Nacho Vegas, La zona sucia. Siempre ha tenido una querencia especial por sus canciones; sin embargo, este último disco le está decepcionando. Y se lo ha comentado en el bar a su amigo, el calvo vocacional:

ECB: Hay algo que no comprendo bien de este disco. Para empezar, la música es neutra, casi anodina. Está desajustada. Ni hace más intenso el texto, como ocurría en Cajas de música difíciles de parar, ni acaba de encontrar melodías que permanezcan, como en El tiempo de las cerezas o El manifiesto desastre...

ECV: Sí, se ha peralizado un poco, ¿no?

ECB: Hombre, ya que dices lo de Perales, me da por pensar en esas jaurías de niños que hacen coros en el disco: ¡tres canciones seguidas! Parecen buscar la inocencia, la redención, pero más bien provocan neurastenia… (Por cierto, en «Lo que comen las brujas» te juro que un crío grita «Hala Madrid»…). Toda la producción me parece confusa, los instrumentos se apiñan sin permitir detalles, ni matices... Como en «La gran broma final»: era una canción acústica casi perfecta y se ha convertido en no sé qué forma de planicie épica (a pesar de la letra…).

ECV: Al escuchar un disco nuevo de alguien a quien se sigue, uno siempre se debate entre el placer (y el rechazo) del descubrimiento y el placer (y el hastío) del reconocimiento. En este disco los segundos quizá pesan más que los primeros. Yo creo que sigue manteniéndose más o menos equidistante de esos dos polos, y no me negarás que tiene buenos momentos… «La gran broma final», el eco de Foster Wallace y las alusiones a Loriga…

ECB: Bueno, hay momentos, sí. Pero casi todas las canciones ganarían con una estructura más discreta, donde la producción no hundiese la emoción… Aunque lo peor sea esa sensación de monotonía, falta la angustia de antes, el modo en que las canciones amenazan con descubrirte algo que no quieres. Eso que me atrae de NV.

ECV: A mí la angustia me angustia un poco, la verdad. Y no entiendo por qué ha dejado fuera Marquesita, esa canción en la que aullaba amor.

ECB: En eso estoy de acuerdo. NV tiene una forma sinuosa de gestionar su talento: deja sin grabar canciones excelentes («El fulgor»), convierte otras en caras B («Mi Marilyn particular», «Al final te estaré esperando») y, en cambio, incluye en sus discos algunas naderías («Lole y Bolan», «Perplejidad»)…

ECV: Yo creo que no ha perdido el don de la autocrítica, o sea, la capacidad para no gustarse siempre, como le ocurre a Calamaro…


[Nacho Vegas se explica aquí]




Nacho Vegas: La zona sucia (Marxophone, 2011)

1 comentario:

  1. Entre ECV y ECB al final NV casi que sale bien parado. De todas formas estoy de acuerdo en que el disco decepciona aunque no sabría decir por qué, con lo cual prefiero quedarme igual que antes porque la angustia también me angustia. Es más fácil escuchar que hablar :)

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